jueves, 8 de enero de 2009

Encuentro de alquimistas



Las voces de discusión se interrumpieron. Los tres aventureros aguardaron, hasta que hubo ruido de pasos y la puerta se abrió con un quejido agudo. Ante ellos apareció, iluminado por la luz de un candil, Claudio Honrado XVIII, hombre de rubio cabello y rubia barba rizada, verrugas en la oreja, arrugas en los mofletes y avanzada edad, como cualquier alquimista que se precie.
—¡Ciencia de Agripa! ¡Un hombre, una rana y... el homúnculo de Heterodoxo! ¡Kindlist!
—¿Qué sucede? —curioseó una voz desde el interior de la cabaña.
—Una visita sin duda extraña, Zacarías, es lo que acontece.

Kindlist comenzó a comunicarse mediante gestos con la rana, y esta tradujo.
—Permitidme que nos presente. Somos Crarglac la rana, Angoise el miedoso y Kindlist, el homúnculo de Heterodoxo. Venimos buscando el aplomo de Heterodoxo.
—¡Crisoles y atanores! ¿Heterodoxo ha perdido su aplomo? Esto seguro que es motivo de una y más historias. ¿Qué extraño humor habrá afectado a mi viejo amigo para haber perdido su célebre aplomo? Pasad, señores, debeis estar cansados. Además, ya tengo visita, y estamos discutiendo acerca de la naturaleza de las materias plateadas.
>>Algo grave se debe cocer cuando Kindlist anda solo sin su amo. ¡Salamandras, que pestazo!

Los tres viajeros avanzaron y el alquimista les indicó que pasaran al salón. Allí había una mesa con un brasero y dos sillitas reclinables, en una de las cuales descansaba un hombre de pequeña estatura y negro cabello, que se mesaba la barba en absorto estado. Miraba hacia una especie de materia plateada que flotaba arremolinada sobre la mesa. En las paredes colgaban diplomas enmarcados donde constaban los títulos y méritos alquímicos de Claudio Honrado XVIII.

Una vez en el salón, Claudio les tendió unos cómodos cojines en torno al brasero, y allí se sentaron.
—¡Bien! Os presento a Zacarías Excéntrico III, antiguo compañero de universidad, tanto mio como de Heterodoxo, en nuestra promoción se han formado ilustres alquimistas como no se han visto en centurias. Zacarías, os presento a Crarglac la rana, Angoise el miedoso y supongo que a Kindlist ya lo conocerás.

Zacarías asintió sin dejar de mesarse la barba.
—Como os decía —prosiguió Claudio—, Zacarías está aquí motivado por sus alquímicas inquietudes. Destilando ácido cresílico en su atanor descubrió cierto componente que en determinada cantidad producía un nuevo e insólito fluido que él denomina humor rosa. Ha venido para comunicarme sus avances cuando apareció esta materia plateada y empezamos a discutir si sería producto de las emanaciones de mi atanor...
—¡Es un espíritu nigrédico! Seguro que es el resultado del error de algún alquimista insensato que no supo alcanzar los estados convenientes —protestó Zacarías.
—Bueno, ya lo discutiremos más adelante, ahora me interesa más bien los motivos que traen aquí tan extraña visita.
>>Y si no os resulta en inconveniente y molestia alguna, contadme, ¿qué aventuras os han traido a buscar el aplomo de Heterodoxo aquí?

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